
Entender y evaluar el proceso de control interno de la entidad es responsabilidad del auditor, diseñar pruebas que permitan identificar controles, riesgos y probar los procesos establecidos en la empresa.
Una evaluación del control interno implica un examen de la efectividad del sistema de controles internos de una organización. Al participar en esta evaluación, nuestro auditor puede determinar el alcance de otras pruebas que deben realizarse para llegar a una opinión sobre la equidad de los estados financieros de la entidad. Un sistema robusto de controles internos reduce el riesgo de actividad fraudulenta, lo que modera la necesidad de procedimientos de auditoría adicionales. El examen se concentra en cuestiones tales como:
- La separación de deberes
- Cheques y saldos
- Protección de registros
- El nivel de formación y competencia de los empleados.
- La efectividad de la función de auditoría interna de la entidad.
Los pasos involucrados en este proceso de evaluación incluyen los siguientes:
Determinar la extensión y los tipos de controles que utiliza el cliente.
Determinar en cuál de estos controles nuestros auditores pretende confiar.
Con base en los primeros dos pasos, determinar qué procedimientos de auditoría deben ampliarse o reducirse.
Hacer recomendaciones al cliente sobre cómo mejorar su sistema de controles internos.